El abuso de antimicrobianos para tratar infecciones menores, como los macrólidos para las infecciones de las vías respiratorias altas o las fluoroquinolonas para las ITU no complicadas, es una de las causas que ha contribuido a la propagación de la resistencia a los antibióticos, a menudo en contextos de auto-prescripción; al igual que el uso inadecuado de las benzodiacepinas.

Paralelamente, la proliferación de las pseudociencias ha “vulgarizado” el uso de principios activos naturales, que en cambio serían muy útiles si se utilizaran según criterios racionales. En este marco, los aspectos perceptivos y conductuales desempeñan una importancia primordial, tanto para el médico prescriptor como para el paciente.

Llevo varios años imparto cursos dirigidos a médicos y farmacéuticos sobre el uso racional del aceite esencial como principio activo, siguiendo estrictamente una lógica clínica, lejos de enfoques no científicos.